El reino de los sueños y el viaje al país de las hadas

El reino de los sueños y el viaje al país de las hadas

En el límite donde la realidad se confunde con los sueños, se erige un bosque encantado. Entre sus ramajes, susurra el viento historias de seres mágicos y tierras lejanas. Allí, en una cabaña cobijada por la sombra amable de los árboles centenarios, vivía Laura, una jovencita de cabellos castaños que desprendían destellos de oro bajo los rayos del sol. Sus ojos, dos espejos de la mar, reflejaban una curiosidad innata hacia lo desconocido. Junto a ella residía Nico, su hermano menor, cuyas pecas danzaban en su rostro al compás de sus sonrisas pícaras.

Desde su más tierna infancia, Laura y Nico crecieron escuchando relatos de un lugar llamado El reino de los sueños, donde las emociones pintaban el cielo de colores inimaginables y las hadas tejían destinos con hilos de pura fantasía. Su abuela, Doña Elisa, les había hablado de ese reino con una voz que tejía la realidad con hilos de ensueño. "Todos los que buscan con corazón puro encuentran el camino," decía con dulzura.

Una tarde de otoño, entre las hojas que bailaban al son del viento y una sinfonía de grillos, Laura y Nico decidieron emprender el viaje más extraordinario de sus vidas: encontrar el reino de los sueños. Cargados con mochilas llenas de valentía y emparedados de mermelada, se adentraron en el corazón del bosque, que les recibió con las ramas abiertas.

Un Encuentro Inesperado

Las sombras bailaban alrededor de los dos hermanos mientras caminaban, dejando que la curiosidad fuera su brújula. Fue entonces cuando una criatura apareció ante ellos, una faisana de plumas iridiscentes que parecía guardiana de secretos ancestrales. "¿Buscáis el país de las hadas? Deberéis resolver acertijos y confiar en lo extraordinario", les dijo con voz melodiosa. Y les entregó un mapa donde el tiempo parecía dibujado y no escrito.

"Tened cuidado, no todo lo que brilla es magia pura; la senda está llena de espejismos," continuó la faisana antes de desaparecer en un destello de luz. Laura miró a Nico, sus ojos brillando con la promesa de la aventura, mientras el mapa en sus manos parecía palpitar con vida propia.

La Trampa del Espejismo

Adentrándose más en el bosque, un claro iluminado por lo que parecía ser la luz del mediodía los invitaba a descansar. "Este lugar no está en el mapa", dijo Laura desconfiada. "Pero mira, hay fruta fresca y un arroyo de aguas claras," contestó Nico, con el estómago gruñendo. Decidieron acampar, aunque algo en el ambiente parecía demasiado perfecto.

Al anochecer, la realidad comenzó a distorsionarse. La comida se desvanecía al contacto y el agua se volvía bruma. "¡Es un espejismo, una trampa!" gritó Laura, sacudiendo a Nico para que huyera. "Debemos confiar en el mapa, solo en él", se recordaron mutuamente mientras regresaban al amparo del bosque y sus certezas.

El Valle de las Mariposas

El viaje continuó durante días y noches, con obstáculos que superaban y aprendizajes que atesoraban. Siguiendo el mapa llegaron al Valle de las Mariposas, donde el viento llevaba en su aliento fragancias de flores que nunca antes habían olido. "Las mariposas guían a los viajeros perdidos, sigámoslas", propuso Nico. Y así, siguiendo su danza multicolor, se encontraron con un nuevo compañero de viaje: un zorro plateado de ojos sabios y sonrisa astuta.

"Mi nombre es Zahir, y el destino es mi juego favorito", dijo el zorro. De él aprendieron a entender el lenguaje de la naturaleza y la importancia de ser astutos. Juntos superaron ríos de correntía y bosques de espinas hasta llegar a la base de una montaña tan alta que su cumbre se perdía en las nubes.

La Montaña del Olvido

La montaña se alzaba desafiante, conocida entre los lugareños como La Montaña del Olvido. "Es el último obstáculo antes del reino de los sueños," les explicó Zahir, sus ojos brillando con una mezcla de respeto y miedo. "Muchos suben y olvidan por qué están aquí, olvidan quiénes son", añadió.

"Pero nosotros tenemos el mapa y el uno al otro", dijo Laura, apretando la mano de su hermano. Y comenzaron a ascender, con cada paso luchando contra la niebla del olvido que buscaba envolver sus pensamientos.

El Encuentro de las Hadas

Alcanzaron la cima cuando el sol colgaba bajo en el cielo, bañando todo en una luz dorada. Desde allí, contemplaron un valle escondido, donde el tiempo y el espacio se abrazaban, dando vida al reino de los sueños. Las hadas los recibieron con una música que parecía componerse en el momento, notas que nacían del corazón y se desvanecían en el viento.

La reina de las hadas, de cabellos ébano y mirada profunda, les dijo: "Habéis demostrado ser dignos del reino porque jamás habéis perdido la esperanza ni la alegría durante el camino. Permitidme otorgaros la habilidad de recordar este lugar cada vez que cerréis los ojos."

Con un simple toque de su cetro, imbuía en ellos la magia del recuerdo perpetuo. Laura y Nico sintieron una cálida corriente atravesarles, ligando su memoria al reino de los sueños eternamente.

El Retorno

Tras vivir incontables aventuras en el reino y aprender los secretos de la magia, llegó el momento de regresar a su hogar. Lo hicieron con la promesa de que, cada vez que desearan volver, el recuerdo los llevaría de vuelta.

A su regreso, sus recuerdos iluminaron la cabaña con una luz nueva, una luz que se reflejaba en los ojos atónitos de Doña Elisa. "Ahora sois portadores de los sueños", dijo ella, sabiendo que la magia se había hecho presente, no solo en el reino invisible, sino también en el palpable.

El Final Tan Esperado

El tiempo pasó, y aunque Laura y Nico crecieron, nunca olvidaron las lecciones de su viaje. Una noche, mientras la luna tejía plateado en los contornos del mundo y los hermanos compartían historias con los más pequeños del lugar, algo sucedió. De repente, las siluetas de las hadas bailaron en las sombras del hogar, tejiendo la realidad con hilos de sueño, tal como lo hiciera años atrás su abuela.

Ya no era necesario buscar el reino, pues el reino los había encontrado a ellos, en su cabaña, en su corazón, y en los sueños de cada niño que escuchaba sus relatos. La magia, comprendieron, no residía en un lugar, sino en la capacidad de ver lo extraordinario en lo ordinario, y ahora podían compartirlo con el mundo.

Reflexiones sobre el cuento "El reino de los sueños y el viaje al país de las hadas"

El viaje de Laura y Nico rebasa el mero entretenimiento, invitándonos a abrazar la magia para encontrarla en nuestro propio mundo. Este cuento nos invita a recordar que cada aventura que emprendemos nos cambia irrevocablemente y nos enseña que la persistencia del corazón y la curiosidad son las verdaderas claves para alcanzar nuestros sueños. El objetivo final es inspirar a quienes lo leen o escuchan, a no perder jamás el asombro por lo maravilloso, lo cual nos rodea cuando miramos con ojos soñadores.

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Lucía Quiles López

Lucía Quiles López es una escritora y cuentacuentos apasionada, graduada en Literatura Comparada, que ha dedicado gran parte de su vida a explorar diferentes formas de narrativa y poesía, lo que ha enriquecido su estilo de escritura y narración. Como cuentacuentos, ha participado en numerosos festivales locales y talleres en bibliotecas, donde su calidez y habilidad para conectar con el público la han convertido en una figura querida y respetada. Además de su trabajo como cuentacuentos, Lucía es una colaboradora habitual en revistas literarias y blogs, y actualmente está trabajando en su primer libro de cuentos.

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