Viaje al centro del armario

Viaje al centro del armario

En alguna parte de una ciudad llamada Iridiscencia, entre calles adoquinadas y tranvías que tintineaban a cada vuelta, existía una pequeña tienda de antigüedades. Cada objeto dentro de ella tenía una historia; algunos decían que, incluso, un alma. Luisa, una restauradora de libros antiguos con manos delicadas y ojos que destellaban curiosidad, se empeñaba en otorgar a aquel lugar la magia de su oficio, respirando vida a paginas amarillentas día tras día.

Fue un martes cualquiera, bajo un cielo celeste en tela de vaqueros, que Luisa se topó con un armario de caoba maciza, tallado con imágenes de criaturas increíbles que parecían trepar por sus puertas. Carlos, el dueño, un hombre de sonrisa fácil y pensamiento profundo, aseguraba que provenía de un lejano castillo europeo. "Tiene algo especial, Luisa", decía con ojos chispeantes. "Puede que encuentres en él algo más que madera y carcoma."

Aquel armario, tallado con dinosaurios juguetones y selvas espesas, era más que una pieza de mobiliario; era una invitación a un mundo perdido. Alejandro, el hermano pequeño de Luisa, tan escéptico como un científico y tan preciso como un reloj suizo, solo pudo reírse cuando le mencionó la compra. "¿Otro trasto viejo, hermana? ¿No tienes ya suficiente con esos libros que apenas se sostienen?".

El Descubrimiento de Luisa

La primera noche que el armario estuvo en su hogar, Luisa se quedó observándolo hasta que los sueños reclamaron su atención. Pero fue turbada por una luz tenue y sonidos de la prehistoria, de un mundo donde las palabras no reinaban, sino los rugidos y pisadas fuertes. Confundida y emocionada, tocó la madera y sintió un escalofrío; era como si una energía la invitara a descubrir sus secretos. "Mañana mismo te exploraré", murmuró ella, con una mezcla de temor y éxtasis.

Viaje inesperado

Al día siguiente, con el primer rayo de sol colándose por su ventana, Luisa abrió las puertas del armario. No había fondo, en su lugar un sendero de helechos gigantes y una jungla viva se extendía más allá. Con el corazón en la garganta, cruzó el umbral.

Lo que encontró fue asombroso. El armario era un portal a una era de gigantes. Los dinosaurios, criaturas terroríficas en libros, eran aquí seres espléndidos, llenos de color y vida, compartiendo un mundo que los humanos solo habían tocado en sueños o pesadillas.

Un Triceratops la saludó, sorprendentemente inteligente y articulado. "Bienvenida, Luisa, a la Tierra del Nunca Olvidada. Soy Berto, guía de estos lares". Luisa, ahora protagonista de su propio cuento fantástico, tomó con valentía la oferta de esa guía insólita.

Adentrándose en lo desconocido

La aventura no tardó en presentar obstáculos. Escalar montañas donde Brachiosaurios alzaban sus cuellos hacia el sol, cruzar ríos donde jugueteaban Plesiosaurios; todo era una mezcla de fascinación y peligro. Luisa se preguntaba, mientras evitaba la mirada curiosa de un T-Rex, cómo sería compartir esta experiencia con Alejandro, su hermano escéptico.

Fue entonces cuando un Velociraptor inteligente y de movimientos ágiles, aliado de Berto, le ofreció una comunicación con su mundo. "Si tomas esta piedra y la sostienes con fuerza, tu hermano podrá verte y oírte. Pero cuidado, él también puede cruzar", le advirtió con sus ojos ambarinos.

Un visitante escéptico

Sin dudarlo, Luisa tomó la piedra y pensó en Alejandro. En su pequeño apartamento, él escuchó su voz y, movido por una mezcla de preocupación y aventura, tocó la puerta de un armario similar que había encontrado en la calle para donar a su hermana. Para su asombro, se vio envuelto en la misma jungla prehistórica.

"¡Luisa, esto es increíble! ¡Y absurdo! ¡Y maravilloso!" exclamó él, mientras un Diplodocus pasaba serenamente a su lado. Su escepticismo se había transformado en un asombro infantil, una sed de conocimiento. Juntos, hermano y hermana, se adentraron en la naturaleza extraordinaria de ese tiempo olvidado.

Desafíos y Descubrimientos

Los desafíos continuaron y fortalecieron su relación. Desentrañaron misterios de una civilización dinosaurio sapiens, encontraron amistades en criaturas de diferentes especies y aprendieron que, a pesar del tiempo y el espacio, había verdades universales sobre la vida y la conexión.

Pero el peligro también era real; un meteorito, visible en el firmamento, amenazaba con cambiarlo todo. Luisa y Alejandro, con la ayuda de Berto y su bandada, idearon un plan para desviar la catástrofe, usando una tecnología inimaginable para su época.

Conclusión y regreso

Tras una batalla contra el tiempo y el destino, el meteorito fue desviado. La gratitud de los dinosaurios era palpable en cada rugido de alegría y en cada danza prehistórica. Era hora de volver. "Esto cambiará la historia", murmuro Alejandro, siempre el científico.

Y así, los hermanos regresaron a su tiempo, con el armario cerrándose detrás de ellos. La tienda de antigüedades ahora albergaba el secreto más grande de la humanidad.

Un nuevo comienzo

Los hermanos decidieron mantener en secreto su aventura, comprendiendo que ciertos misterios eran mejor guardados. Pero siendo ellos mismos diferentes, transformados; más valientes, más unidos.

Luisa siguió restaurando libros, pero ahora, con historias propias para añadir. Alejandro, aun escéptico, exploró ciencias con una mente más abierta a lo improbable. Y el armario, ese pasadizo a una era de maravillas y gigantes, se mantuvo cerrado, guardando sus historias para aquellos con valentía para abrirlo.

Reflexiones sobre el cuento "Viaje al centro del armario"

"Viaje al centro del armario" no es solo un relato de fantasía y ciencia ficción, es una metáfora de la curiosidad humana y la sorpresa que reservamos al enfrentarnos a lo desconocido. La aventura de Luisa y Alejandro es un reflejo de la importancia de mantener la imaginación viva en la adultez, de cultivar el asombro frente a los misterios del mundo y de proteger los secretos que, como la puerta de un viejo armario, nos invita a experimentar la vida con una profundidad que supera la comprensión habitual.

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Lucía Quiles López

Lucía Quiles López es una escritora y cuentacuentos apasionada, graduada en Literatura Comparada, que ha dedicado gran parte de su vida a explorar diferentes formas de narrativa y poesía, lo que ha enriquecido su estilo de escritura y narración. Como cuentacuentos, ha participado en numerosos festivales locales y talleres en bibliotecas, donde su calidez y habilidad para conectar con el público la han convertido en una figura querida y respetada. Además de su trabajo como cuentacuentos, Lucía es una colaboradora habitual en revistas literarias y blogs, y actualmente está trabajando en su primer libro de cuentos.

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