La aventura en la cascada escondida

La aventura en la cascada escondida

En el pequeño y acogedor pueblo de Agualuna, habitado por gentes sencillas y soñadoras, se levantaban las historias más maravillosas jamás contadas. Entre las callejuelas empedradas y casitas de tejados color teja, se enredaba la vida de tres jóvenes amigos: Sofía, una niña de cabellos como los rayos de sol, Valeria, cuyas risas eran tan contagiosas como su imaginación sin límites, y Carlos, un chico de mirada honesta y resuelta, siempre listo para cualquier aventura.

Un día, mientras los niños jugaban cerca del arroyo que serpenteaba por las afueras del pueblo, la abuela de Sofía les narró la leyenda de una cascada escondida, cuyas aguas cristalinas eran capaces de mostrar el reflejo más puro del alma. Pero advertía, solo aquellos puros de corazón y con valentía podían llegar a ella.

Con el cielo pintado de matices anaranjados y un aire que llevaba promesas de aventura, los tres amigos decidieron que al día siguiente irían en busca de la cascada escondida. Sus pequeños corazones palpitaban con el excitante misterio que se cernía sobre ellos.

El inicio de la travesía

--Sabéis, tengo este viejo map… --dijo Carlos, desenvolviendo con cuidado un papel avejentado. Su abuelo se lo había dado hacía años, creyendo en cuentos para dormir; ahora ese pedazo de historia sería su guía. En él había marcado un trayecto, con un símbolo que parecía una cascada adornando el final.

--Parece un plan --exclamó Valeria, sus ojos brillaban con la determinación de quien ya se siente parte de algo legendario.

Un reto inesperado

La mañana siguiente, su viaje comenzó al pie de la montaña donde el bosque se abría paso entre rocas y murmuros del viento. Más allá de los árboles, los espera una espesa niebla. --No tengamos miedo --declaró Sofía, quien aunque pequeña, tenía un coraje que inspiraba a los demás.

Pero fue en esas brumas donde encontraron a Luca, un venado de pelaje oscuro y ojos que escondían secretos. --¿Buscáis la cascada? --les preguntó él con una voz serena. --Os puedo llevar, pero solo si en verdad sois puros de corazón. --Nosotros lo somos --respondieron al unísono los tres amigos.

La prueba del venado

--Deberéis pasar una prueba --dijo el venado, guiándolos a un claro donde un espejo de agua se hallaba. --Mirad dentro y contadme qué veis.--

Cada niño tomó su turno, y en las aguas vieron reflejados sus miedos y dudas, pero también sus sueños y su fortaleza interior. Luca quedó satisfecho, ya que aunque reflejaron sombras, también brillaron con esperanza y amor.

Los desafíos de la naturaleza

A través de colinas y valles, sortearon desafíos; el río les exigió destreza, la montaña su paciencia, y el viento su persistencia. Fueron poniendo a prueba su propia naturaleza mientras la de ellos les iba desvelando sus secretos.

El sol se había escondido, y con las estrellas testimoniando su progreso, llegaron a un cañón donde la tierra parecía respirar hondo. Un graznido les erizó la piel, un cóndor extendió sus alas ante ellos. --¿Qué buscáis en mi dominio? --cuestionó con voz imponente.

--Buscamos la cascada escondida --respondió Carlos con respeto. --Y deseamos tu bendición para pasar.-- El cóndor observó sus corazones, y viendo su sinceridad, los dejó cruzar.

El encuentro final

Finalmente, después de superar los escollos que la tierra les puso, llegaron al fin del camino. Ante ellos, la cascada se reveló majestuosa, emitiendo un coro de cantos acuáticos que erizaban el alma. Era, sin lugar a dudas, la obra maestra de la naturaleza. Su belleza era tal que ni siquiera en las historias más fantásticas se les había preparado para ese momento.

--Nuestra aventura... ha valido la pena --susurró Valeria, su voz casi apagada por el sonido del agua.

--Siempre lo vale, cuando se hace junto a amigos --dijo Sofía, y Carlos asintió mientras contemplaban la maravilla ante ellos. No se dieron cuenta de que, mientras admiraban la cascada, sus reflejos brillaban sobre las aguas, ahora purificadas de todo temor.

El secreto del agua

De pronto, la cascada les habló, con una voz melodiosa que parecía ser el compendio de todos los sonidos apacibles del mundo. --Habéis demostrado ser dignos guardianes de este santuario. Vuestra bondad será recompensada con la armonía que solo el agua puede conceder.

Entonces, un hilo de agua se separó de la corriente y danzó en el aire ante ellos. Con un toque en la frente de cada niño, instiló sabiduría y tranquilidad en sus corazones. --Ahora llevad mi mensaje: resguardad la pureza de las aguas, como resguardáis la de vuestro corazón.

Reflexiones sobre el cuento "La aventura en la cascada escondida"

En "La aventura en la cascada escondida", el relato no sólo ha sido una travesía por ríos y montañas, sino por el interior de los protagonistas. Cada desafío natural era un reflejo de sus propias luchas y triunfos internos. La pureza del agua se convierte en una metáfora de la pureza de intenciones y la valentía para enfrentar los propios miedos. La historia, meticulosamente tejida, sirve como espejo donde los niños y niñas pueden verse y aprender la importancia de la amistad, el coraje y el cuidado del medio ambiente.

Es un cuento que a través de su riqueza narrativa y sus vibrantes descripciones, busca entretener, enseñar y dejar una resonancia duradera en el alma del lector.

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Lucía Quiles López

Lucía Quiles López es una escritora y cuentacuentos apasionada, graduada en Literatura Comparada, que ha dedicado gran parte de su vida a explorar diferentes formas de narrativa y poesía, lo que ha enriquecido su estilo de escritura y narración. Como cuentacuentos, ha participado en numerosos festivales locales y talleres en bibliotecas, donde su calidez y habilidad para conectar con el público la han convertido en una figura querida y respetada. Además de su trabajo como cuentacuentos, Lucía es una colaboradora habitual en revistas literarias y blogs, y actualmente está trabajando en su primer libro de cuentos.

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